Por qué David G. González nunca se hará rico

Yo siempre he querido ser un David Lynch o un Charles Bukowski o un Mike Patton. Gente persiguiendo sueños. Lamentablemente, en el cole, me enseñaron a perseguir realidades.

A uno le enseñan que dos y dos son cuatro, que el Mulhacén es el pico más alto de la península ibérica y que primero vinieron los griegos y después los romanos. Te preparan para salir al mundo real, con tu trabajo, tu hipoteca y tus hijos. O al menos eso enseñaban en mi época. Como dice uno de los personajes de Neil Gaiman en “The Sandman”, “no te enseñan cómo amar a alguien. Ellos no te enseñan cómo ser famoso. Ellos no te enseñan cómo ser rico o cómo ser pobre. Ellos no te enseñan cómo alejarte de alguien a quien ya no amas. Ellos no te enseñan cómo saber lo que sucede en la mente de otra persona. Ellos no te enseñan qué decir a alguien que está muriendo. Ellos no te enseñan nada que valga la pena saber”.

Me di cuenta de eso demasiado tarde. Mi vida ya estaba encarrilada, de una u otra forma, hacia esa meta de ciudadano ejemplar que todo buen profesor promulga. Sí, uno puede salirse siempre del camino, pero nunca he sido un tipo demasiado valiente.

Aunque me parece que también es tarde para cualquiera. Me parece que todo se ha encorsetado demasiado, todo sigue unas reglas demasiado estrictas; todo es demasiado limpio y correcto y Facebook y Twitter. Ya no es tan fácil ser Lynch, o Bukowski, o Patton. Ahora solo puedes aspirar a ser R. R. Martin, E. L. James o J. K. Rowling, gente con iniciales. Y no lo digo en un sentido peyorativo, sino realista.

Hoy en día es fácil ser un escritor de éxito. Solo hace falta valer para ello. Si no vales, déjalo. Así de simple. Si vales, hay miles de herramientas en la red para alcanzar el estrellato: cursos, decálogos, videotutoriales... Hay un protocolo, unas normas, un proceso creativo muy determinado. Hay incluso un negocio en torno a ello.

Sí, estoy hablando de la Industria Cultural. Todo un oxímoron.

En un mundo de realidades, soy consciente de que nunca escribiré algo como “Juego de Tronos”, “Cincuenta Sombras de Grey” o “Harry Potter”. Así que no lo intento. Sé que no valgo para ello. Soy incapaz de seguir toda la disciplina que requiere, todos esos decálogos aburridos sobre cómo conseguir que tu libro sea el más vendido en Amazon. No puedo apasionarme con ello.

Así que cuando escribo, escribo pensando en Lynch y en Bukowski y en Patton. También hay decálogos para gente así. El penúltimo punto del decálogo de Kurt Vonnegut (que en realidad tiene ocho puntos) dice: “Escribe para contentar únicamente a una persona. Si abres la ventana para hacerle el amor al mundo tu historia cogerá una neumonía”. Así que cuando escribí “No estoy aquí ahora” lo hice solo pensando en una persona: en mí.

Pero creo que no estoy solo en el mundo.

Si te interesa todo esto (o piensas que no digo más que basura y me lo quieres decir a la cara) te invito a la presentación de mi novela “No estoy aquí ahora”, este sábado 27 de julio, a las 18h, en la librería Cyber Cómics de Badalona (Rambla Sant Joan, 17). Estaré acompañado del director del Cryptshow Festival, Toni Benages, y charlaremos sobre el proceso creativo y el alto coste de la vida.

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