1985

Cómics que sitúan a los superhéroes en el mundo real los hay a patadas; y entre ellos, y sus múltiples fórmulas, hay obras maestras como Watchmen, obras del montón y basura. Partamos de la premisa de que no es tarea fácil situar a un tipo con mallas en medio de la Gran Vía, y el cine se ha resentido de ello, sobre todo en los 90. También vivió este problema en sus carnes Mark Millar, quien tardó varios años en ver como su proyecto más personal, 1985 (Panini, 2013), veía la luz finalmente en 2008. El problema: que parte de esta obra tenía que ser una fotonovela, y los tipos en mayas no quedan bien en las fotos.

Vamos por partes.

1985, el cómic, está ambientado en 1985, el año, o como mínimo en el recuerdo que Mark Millar tiene de 1985. Y eso son las Secret Wars. Se ha intentado justificar de diferentes maneras porqué Millar comienza este cómic con un título de 1984. Pero, sinceramente, os ahorraré toda esa paja mental porque es innecesaria. Porque 1985 no es un al cómic lo que Ulyses es a la novela. Eso es cosa de Alan Moore. Esto es un homenaje, en toda regla, en mayúsculas y con luces de neón. Y aún así, y con lo que todo ello comporta, contiene algunas ideas mucho más brillantes que otros intentos fallidos precisamente por su exceso de ambición. 1985 va de un montón de villanos y un montón de héroes repartiendo tortas en un pequeño pueblo de Norteamérica. Y en su sencillez radica su belleza.

La historia arranca cuando cae en las manos del pequeño protagonista, un pretendido alter ego de Millar, un número de las Secret Wars, aviso no sólo de lo que sucederá en las siguientes páginas sino también de lo que quería ser esta obra, una continuación del mítico macro crossover (ya, ya sé que hubo una segunda parte, pero nadie quiere recordarlo...). El niño lee tebeos, tiene problemas en clase y unos padres separados, así que nadie le cree cuando dice que a visto a Hulk en el bosque. Total, que para cuando la devastación llega al pueblo ya es demasiado tarde. ¿Pero quién mejor que un fan de la Marvel para hacer frente a una horda de supervillanos?

Para ilustrar esta historia, Millar ha contado con el talento de Tommy Lee Edwars, dibujante de corte realista que hace una destacable labor tanto en las páginas en las que recrea la vida real como en las que reproduce el universo Marvel. No apto para puristas, eso sí.

El resultado es un homenaje bienintencionado, lejos de ejercicios postmodernos tipo Kick-Ass, muy en la línea blanca de películas como Super 8. Y muy bien hecho. Engancha de principio a fin, tiene algunos guiños geniales y unas splash pages de esas que te colgarías en la pared. Sí, soy fan de poster.

1985 es un cómic (publicado por Panini en un one-shot) imprescindible para los fans de la Marvel, aunque, hay que reconocerlo, para los fans de los 80. Tiene algo de pop, de Spielberg y de los Goonies. Y le ha salido redondo, aunque al final sabe a poco... Sí, podría haber puesto más tortas. Pero más vale que falte que no que sobre.

Comentarios