PAUL VA DE PESCA


Tengo que reconocer que siempre que me “enfrento” a un cómic de Michel Rabagliati lo hago con cierta pereza, y no sé si es por esa pátina de slice of life que tiene su obra o por la retahíla de alabanzas que siempre le preceden. Prejuicios aparte, la lectura de “Paul va de pesca” (Astiberri) no sólo garantiza los agradables momentos de lectura relajada habituales de toda la saga de Paul. Además, ofrece algunos pasajes de una intensidad inusual en la obra de Rabagliati, que demuestran la pericia del autor para controlar el tempo, la intensidad y, en el fondo, para sorprender al lector.

“Paul va de pesca” empieza mal, la verdad: aventuritas de juventud aliñadas con la típica broma autocomplaciente del diseñador gráfico y su amor por Apple. Muy ochentero, y muy visto también. Afortunadamente este episodio deja paso rápidamente al arco central de este cómic de 200 páginas: las vacaciones de Paul y su novia con unos amigos en un paraíso para los pescadores de fin de semana. Allí, Paul reflexiona sobre como el hombre ha adulterado su relación con la naturaleza, convirtiéndola en un vano reflejo de lo que fue en tiempos pasados. Hay mucho de la estupidez humana ahí: de su sinsentido y sobre todo del tiempo perdido, en el sentido más prosaico del término.

Hasta aquí todo bien, todo muy Rabagliati. Y entonces viene lo mejor. Con un giro hacia el drama, el autor nos introduce en los problemas de fertilidad de la pareja protagonista, sus dificultades para tener un hijo. El texto pasa a un segundo lugar y la imagen (la composición de viñetas, los silencios, los espacios vacíos...) toma el protagonismo absoluto.Y es entonces cuando el lector, quizás agarrándose a un clavo ardiendo, se aferra a esta trama que le conduce rápidamente hasta el final del cómic, como diciendo: “Ah, sí, de esto va el cómic”.

El cómic no va de eso en realidad, va de todo y de nada, pero sobre todo va de Paul, una persona corriente que crece página tras páginas y que poco a poco se va enfrentando a los misterios cotidianos de la vida.

Anteriormente: “Paul va a trabajar este verano” (Fulgencio Pimentel), “Paul en el campo” (Fulgencio Pimentel) y “Paul se muda” (Astiberri).

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